Sólo aprendemos de un maestro al que queremos
El apego se construye en la familia y actúa como patrón de funcionamiento para otras relaciones sociales. Este es el vínculo emocional positivo que se desarrolla entre un niño y un individuo particular y especial.
Las relaciones profesor-niño reflejan fielmente los principios fundamentales de la relación entre un padre o madre con un hijo o hija. La función del apego es promover la proximidad protectora del adulto en caso de amenaza o alarma, estimulando la exploración en caso contrario.
¿Por qué hablar del apego en el aula?
La escuela es ese segundo espacio donde el niño desarrollará vínculos significativos. Ofrece oportunidades para una profunda relación personal con otras personas aparte de los progenitores. Las primeras experiencias de relaciones de la primera infancia, el bienestar emocional y el rendimiento escolar son de suma importancia para el correcto desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje.
Cuando los docentes se conciencien de la importancia de la teoría del apego en el aula, podrán utilizar estrategias que favorezcan el proceso formativo de sus alumnos y las relaciones de todos dentro de la misma. Estar mejor informados sobre los procesos de construcción de las relaciones sociales, mejora el clima socioemocional del aula, etc. Es de especial importancia el papel del maestro como base segura para los estudiantes en el aula, pues la ausencia de esta base puede predecir la agresión en los niños.
La ausencia de relaciones e interacciones sanas, plantea una situación de amenaza para el desarrollo y el bienestar de los chicos.
Una interacción deficiente o negligente por parte del cuidador activa el sistema de respuesta de estrés biológico, generando un efecto tóxico en el desarrollo de ciertos circuitos cerebrales.
No se debe olvidar que cada niño tiene necesidad y derecho de ser reconocido como único y aceptado en su diferencia.
Lo anterior, sentará las bases para relaciones seguras y de afecto, donde se aprenden a reconocer los límites entre uno y otros, favoreciendo el desarrollo de autoestima e identidad personal.
¿Tiene importancia el apego en el aula?
Los niños que no han contado con relaciones muy satisfactorias, encuentran en los profesores una invaluable oportunidad para experimentar una relación que les brinde un soporte estable y confiable.
Resulta esencial conectar con los intereses y aspiraciones de cada educando a fin de lograr que el aprendizaje tenga valor para ellos.
Son tan diversas las necesidades que se encuentran en un salón de clases, que solo si el docente se interesa por los chicos como seres individuales podrá identificar su progreso y cuáles son los retos a los que se enfrenta.
El docente debe entender la importancia y el plus que genera para su aula que los chicos cuenten con ambientes donde se perciba afecto, cercanía y valoración, así como también deberá tomar conciencia que el aprendizaje es un fenómeno social que se construye en un contexto emocional particular.
Existen ambientes y estilos de relación que favorecen el aprendizaje y otros que lo obstaculizan e incluso inhiben. Esto no implica hacer más sino hacerlo distinto, tomando mayor conciencia del efecto beneficioso que ello conlleva.
La importancia de la empatía en el aula
Al generar un clima de empatía en el aula se le enseña al chico que equivocarse es parte del aprendizaje y que lo importante es tener la valentía de volver a intentarlo. La experiencia misma de aprender puede ser reparadora, al contar con un ambiente que le brinde oportunidades para ensayar gracias a la experiencia de un clima protegido y seguro.
Una vinculación caracterizada por el afecto, respeto y expectativas realistas sobre las capacidades de los alumnos, sin importar la historia que traigan, es una oportunidad única de brindar la experiencia de ser cuidado y enseñar a cuidar a otro, cimentando las bases para la autonomía y apertura al aprendizaje.
¿Cómo establecer un vínculo seguro en el aula y aplicar la teoría del apego?
- Para que la escuela logre sus objetivos es necesario contar con docentes que se vinculen con sus estudiantes, construyendo contextos favorables al aprendizaje.
- Aumentar la sensibilidad y las interacciones cálidas y positivas con los estudiantes.
- Preparar bien la clase y mantener altas las expectativas sobre los estudiantes.
- Usar una disciplina basada en la inducción en lugar de coercitiva.
- Ayudar a los alumnos a ser amables, útiles y a aceptarse unos a otros.
- Motivar a los estudiantes en el amor al saber y promueven su participación activa, les entregan la experiencia de construir conjuntamente un producto de calidad
- Corregir errores y atender a las dificultades de manera amorosa, con paciencia sin dejar de ser exigente, reducen el temor al fracaso, promueven la perseverancia y resiliencia.
- Diseñar situaciones para ensayar y explorar entregando gradualmente mayor autonomía.
- Cuando un niño se siente estimulado a ensayar y usar sus conocimientos, con confianza, aprende que se cree en él, que tiene permiso para ser.
- Connotar los errores positivamente como posibilidad de aprender y no como muestra de inhabilidad.
- Centrar la evaluación en el aprendizaje y no en la calificación.
- Aplauda los logros enfatizando su valor para el crecimiento personal (no por reconocimiento social).
- Visibilice los esfuerzos y logros cotidianos, no para reconocer los resultados de importantes evaluaciones.
- Evalúe de acuerdo a superación personal. Es conveniente que los refuerzos no sólo sean para quienes destacan dentro de un grupo, sino para quienes se van superando en sus propias metas y ritmos personales.
- Lo importante es mostrar los errores como algo que está permitido y nos ayuda en el proceso de aprendizaje.
Por último, es importante considerar que, cuando el cuidador principal (sea éste padre, madre o un tutor) responde adecuadamente a las demandas del niño, este interactuará equilibradamente en el aula; lo que se traducirá en seguridad y baja ansiedad, mientras que cuando el cuidador principal está poco dispuesto o ausente, el niño demandará excesiva atención en el aula; dando como resultado una alta ansiedad en el chico y poca atención a lo que hace.
Y si el cuidador es altamente invasivo, sobre-reacciona y sobreprotege en la interacción, el niño rehuirá a la proximidad y evitará ser el centro de atención en el aula. Lo que se traducirá en un chico inseguro y desvinculado.
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