Los niños y niñas, están inmersos en un proceso de crecimiento y desarrollo personal, en este proceso van a poner a prueba sus conductas y explorar cuales son los límites de sus actos. Es por ello que en muchas ocasiones ponen al límite a los adultos para comprobar hasta donde pueden llegar, y en estos momentos es normal perder los nervios y sentirnos frustrados al enfrentarnos a los pequeños.
Es importante saber que estas actitudes de los niños y niñas son normales y necesarias para el desarrollo de su personalidad. Por lo no debemos tampoco reprimirles por completo o tomárnoslo como algo personal, pero es necesario establecer unos límites que guíen su actuación y les ayuden a comprender lo que pueden y no pueden hacer.
Los limites en la educación
Durante la infancia se produce el desarrollo social y moral, con el consiguiente aprendizaje de las conductas necesarias para desenvolverse socialmente. Es importante que los niños y niñas comprendan que no pueden hacer todo lo que quieran, que desarrollen y hagan uso de su libertad pero basándose en el respeto hacia los demás y hacia sí mismos.
Los límites son necesarios para la educación de los niños y niñas. Los pequeños aún no tienen los conocimientos y el desarrollo necesario para diferenciar lo que pueden y no pueden hacer. Es fundamental que aprendan esto a través de unos límites que modulen su comportamiento.
Poner límites no significa cortar su libertad o no dejarles ser; todo lo contrario poner límites es necesario para que puedan ser desde el conocimiento y desde el aprendizaje. Los límites funcionarían como el andamio necesario sobre el que apoyar el desarrollo de su personalidad madura. Educarles sin límites es construir ese desarrollo sin andamios y con peligro de que se derrumbe o de que las bases no sean firmes.
10 Pautas para poner límites a los niños
- Pon límites y normas adecuados a la edad, etapa de desarrollo y características y personalidad de cada uno.
- Los límites deben ser claros y objetivos. A veces empleamos un “pórtate bien”, eso no es claro, el niño puede no saber a qué te refieres y esa afirmación puede referirse a diferentes conductas según quien lo diga. Es por ello que debemos delimitar clara y objetivamente lo que queremos que hagan.
- Elabora los límites o normas para de manera consensuada y coherente. Explica el porqué de los mismos a los pequeños y consénsualos con ellos. Si participan en ellos y entienden el porqué de los mismos, conseguiremos que se involucren en su cumplimiento y les educamos en la responsabilidad.
- Ofréceles diferentes opciones. Los pequeños están desarrollando su personalidad y su autonomía. Si les damos diferentes opciones, no les imponemos, les dejamos ser sin coartar su libertad y al mismo tiempo desarrollamos su autonomía y capacidad de tomar decisiones.
- Sé firme en cuanto al cumplimiento de los límites. Si un límite es válido o no dependiendo del momento, al final los pequeños no aprenden lo que se puede o no se puede hacer.
- Recuérdale las normas antes del momento justo de su cumplimiento y procura no entrar en conflictos. Por ejemplo si se tiene que ir a la cama a las 9, poner la mesa antes de comer, unos minutos antes se lo recuerdas para que sepa lo que tiene que hacer.
- Refuerza positivamente cuando cumpla con los límites esperados. En muchas ocasiones les reñimos cuando no cumplen las normas y cuando las cumplen obviamos la acción.
- Controla tus emociones y no pierdas los nervios cuando no cumplan las normas. Recuérdasela y mantente firme, sin perder los nervios, entrando en discusiones y conflictos.
- Sirve de ejemplo y cumple tú también con las normas que pongas en casa.
- Cuando no cumplan algún límite, desaprueba la conducta no al niño.
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