La economía de fichas es una herramienta ampliamente utilizada en el ámbito educativo y psicológico para fomentar comportamientos positivos y disuadir aquellos indeseables en niños y jóvenes. Según un estudio realizado por la Universidad de Granada, esta estrategia ha demostrado ser efectiva en un 70% de los casos. Este método, respaldado por expertos en el campo, como el psicólogo B.F. Skinner, se basa en la premisa de que «el comportamiento humano se puede modificar si se cambian las consecuencias de dicho comportamiento».
El objetivo de este artículo es profundizar en la comprensión de la economía de fichas y proporcionar información valiosa sobre su implementación y beneficios en el ámbito educativo. Al final de la lectura, tanto padres como docentes estarán más capacitados para aplicar esta técnica y mejorar el comportamiento y rendimiento de los estudiantes.
¿Qué es la economía de fichas?
La economía de fichas tiene objetivos muy precisos y necesarios sobre todo en el ámbito escolar. Su nombre (economía de fichas) supone que el niño, para obtener una recompensa, necesita conseguir cierta cantidad de fichas. Esta técnica es más conocida como la que ofrece “premios y castigos”.
Sus principales metas son:
- Fomentar conductas positivas en los niños
- Disminuir y apaciguar comportamientos negativos
- Estimula la ejecución de ciertos aprendizajes
Estas fichas suelen utilizarse en forma colectiva pero también en ciertos casos se puede hacer uso en forma individual.
Esta economía de fichas particularmente se basa en la ausencia de un significado específico, es decir, pueden ser fichas con puntos, líneas, caras sonrientes, etc pero que en combinación con otros factores puede generar una reacción positiva en el niño.
Este sistema conlleva a la suposición de un sistema reglado, pautado que el niño debe seguir.
Origen y evolución del sistema de economía de fichas
El sistema de economía de fichas tiene sus raíces en la teoría del condicionamiento operante, desarrollada por el psicólogo estadounidense B.F. Skinner en la década de 1930. Skinner estudió cómo los refuerzos positivos y negativos influían en el comportamiento de los animales, y posteriormente aplicó sus hallazgos al comportamiento humano. En sus investigaciones, Skinner descubrió que si se alteraban las consecuencias de un comportamiento, este también podía modificarse.
La economía de fichas surgió como una aplicación práctica del condicionamiento operante, inicialmente en entornos clínicos y terapéuticos en la década de 1950 y 1960. Durante este período, los psicólogos comenzaron a utilizar el sistema de economía de fichas para modificar el comportamiento de personas con discapacidades y trastornos de conducta, con resultados prometedores.
A lo largo de las décadas siguientes, la economía de fichas fue adaptada y aplicada en diferentes contextos, incluyendo el ámbito educativo y familiar. La técnica se ha ido refinando y ampliando, incorporando diversas formas de recompensas y sanciones, así como sistemas de seguimiento y evaluación para medir su efectividad. Hoy en día, la economía de fichas es una estrategia bien establecida y ampliamente utilizada en entornos educativos, terapéuticos y familiares para fomentar comportamientos adecuados y disuadir a aquellos indeseables.
Beneficios de la economía de fichas en el ámbito educativo
La economía de fichas es una herramienta eficaz en la educación, gracias a su capacidad para modificar el comportamiento de los estudiantes y mejorar su motivación y compromiso. A continuación, se describen los beneficios específicos que aporta en el ámbito educativo.
Cómo influye en el comportamiento de los estudiantes
La economía de fichas puede tener un impacto significativo en el comportamiento de los alumnos, ya que:
- Establece expectativas claras: Los estudiantes comprenden cuáles son los comportamientos esperados y las consecuencias de sus acciones, lo que les permite autoevaluar y ajustar su comportamiento.
- Promueve comportamientos positivos: Al recibir refuerzos positivos (fichas, puntos, elogios, etc.) por comportarse adecuadamente, los alumnos tienden a repetir esos comportamientos.
- Desalienta comportamientos indeseables: El sistema penaliza acciones negativas, lo que desincentiva a los estudiantes a repetir esas conductas en el futuro.
- Fomenta la responsabilidad: Los alumnos aprenden a ser responsables de sus acciones y a asumir las consecuencias de sus decisiones.
Mejora en la motivación y el compromiso de los alumnos
La economía de fichas también puede aumentar la motivación y el compromiso de los estudiantes, debido a que:
- Estimula la motivación intrínseca: Al vincular los refuerzos positivos con el logro de objetivos específicos, los alumnos pueden desarrollar un interés genuino en aprender y mejorar.
- Favorece la autoconfianza: Los estudiantes que experimentan éxito y reconocimiento a través del sistema de economía de fichas pueden desarrollar una mayor confianza en sí mismos y en sus habilidades.
- Crea un ambiente de aprendizaje positivo: Un entorno en el que los alumnos son recompensados por su esfuerzo y dedicación puede fomentar el compromiso y la cooperación entre ellos.
¿Cómo utilizar la economía de fichas en el aula?
- El conocimiento del grupo. Es importante conocer previamente el grupo sobre el cual se irá a emplear la economía de fichas. Nunca hay que perder de vista que esta técnica se caracteriza en reforzar el comportamiento positivo en clase sobre todo en niños con ciertos problemas de conducta. Pero la técnica (como se mencionó anteriormente) se emplea en la totalidad del grupo y, dentro de éste, existirán niños que ya tienen un comportamiento apropiado. Por esta razón es necesario observa al grupo en su totalidad para motivar a los niños con comportamiento inapropiado. Quizás resulte de utilidad establecer una ayuda inicial (que sea equitativa para todos).
- Determinar el objetivo a cumplir. ¿Qué tipo de conducta se quiere corregir? Es importante detectar el problema explícito (e implícito en el caso que lo hubiere) para poder trabajar sobre ambos problemas y establecer una meta clara. Estos objetivos pueden ser: evitar peleas, genera más unidad en el grupo, incentivar en los niños un sentimiento solidario, etc. Para poder lograr los objetivos es necesario trasmitir el mensaje adecuado. Por ejemplo. Si el objetivo es evitar que los niños se peleen en clase, entonces hay que indicarles que lo que se desea es que ellos “no se peleen”. Y no detenernos solamente en que “queremos que los niños se porten bien”.
Quizás parezca elemental pero transmitir el mensaje adecuado aclara los objetivos para docentes y niños.
- Explicar la metodología. Es importante establecer qué tipo de conducta se espera de los niños, cuándo se aplicará un premio y cuándo se quitará el mismo (en caso que corresponda).
Asimismo es importante crear una especie de registro para poder hacer un seguimiento.
Este tipo de economía se puede utilizar dentro como fuera de aula y es tan efectiva que hasta se usa en ciertos ámbitos laborales.
Consejos para padres y educadores
Tanto padres como educadores pueden beneficiarse de la implementación de la economía de fichas en casa o en el aula. A continuación, se ofrecen consejos y estrategias para introducir este sistema y mantener un equilibrio adecuado entre recompensas y sanciones.
Cómo introducir la economía de fichas en casa
Para implementar la economía de fichas en el hogar, los padres pueden seguir estos pasos:
- Definir comportamientos específicos: Identificar los comportamientos que se desean fomentar y aquellos que se quieren desalentar en los niños.
- Establecer un sistema de fichas: Elegir un tipo de fichas (puntos, pegatinas, monedas, etc.) y asignar un valor a cada una.
- Determinar recompensas y sanciones: Asociar las fichas con recompensas tangibles (juguetes, tiempo de juego, etc.) y sanciones (pérdida de privilegios, tiempo fuera, etc.).
- Explicar el sistema a los niños: Presentar el sistema de economía de fichas a los niños de manera clara y comprensible, asegurándose de que entiendan las expectativas y las consecuencias de sus acciones.
- Monitorear y ajustar: Supervisar el progreso de los niños y realizar ajustes al sistema según sea necesario para mantener su efectividad.
Mantener el equilibrio entre recompensas y sanciones
Es fundamental mantener un equilibrio entre recompensas y sanciones en la economía de fichas. Aquí hay algunas pautas a tener en cuenta:
- Ser consistente: Aplicar las recompensas y sanciones de manera coherente y justa para todos los niños.
- Proporcionalidad: Asegurarse de que las recompensas y sanciones sean proporcionales a la importancia del comportamiento en cuestión.
- Fomentar la autoevaluación: Animar a los niños a reflexionar sobre sus comportamientos y a reconocer sus logros y áreas de mejora.
- Evitar el exceso de recompensas: No sobrecargar a los niños con recompensas, ya que esto puede disminuir su valor y efectividad.
- Revisar y actualizar: Reevaluar periódicamente las recompensas y sanciones para mantener su relevancia y eficacia.
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