La familia y sus tipos

LA FAMILIA

Hoy es el Día Internacional de la Familia.

El 20 de septiembre de 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 47/237 decidió que el 15 de mayo de cada año se celebre el Día Internacional de la Familia.

En 1988, en su resolución 44/82, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 1995 Año Internacional de la Familia, con miras a crear una mayor conciencia de las cuestiones relacionadas con la familia y mejorar la capacidad institucional de las naciones para hacer frente, mediante la aplicación de políticas amplias, a los problemas relacionados con la familia.

Pero ….¿Que entendemos por familia y que tipos de familia podemos encontrar?

La familia como organización social no es algo privativo del hombre. Se puede afirmar que entre los animales, la forma más habitual de convivencia es un cierto tipo de agrupamiento familiar (Lorenz, 1965). Existen en el reino animal muy diversos tipos de familias, desde la monogamia (compuesta por un macho, una hembra y sus crías) hasta la poligamia, que a su vez se puede dividir en poliginia y poliandria. Las diferentes especies animales presentan distintas formas de organización familiar, principalmente, en función de características diversas, como la disponibilidad de recursos naturales, la mayor o menor presencia de miembros de uno y otro sexo, la necesidad de que los machos se impliquen o no en el cuidado y alimentación de las crías, etc. (Ruiz & Esteban, 1999).

En la especie humana, igualmente, nos encontramos con diferentes tipos de organización familiar, ya que estas dependen también de múltiples variables como: la cultura, los recursos, el desarrollo industrial, etc. En nuestra cultura, por ejemplo, ha existido una importante evolución histórica. Durante siglos, lo predominante fue la familia extensa o patriarcal en la cual varias familias nucleares emparentadas entre sí compartían un mismo espacio o vivían en estrecha relación, pero a partir de la revolución industrial la familia extensa va perdiendo protagonismo adquiriéndolo la familia nuclear. En la actualidad, en nuestra cultura, aunque lo más habitual es la familia nuclear también nos podemos encontrar con familias extensas, así como con otras formas de agrupamiento. Jiménez (Jiménez, 1998) establece las siguientes formas de agrupamiento familiar:

  • Extensa o patriarcal. Conviven en el mismo hogar más de dos generaciones. Según Novel y Sabater (Novel & Sabater, 1991) este tipo de estructura familiar es propio de las sociedades preindustriales, y se caracteriza porque en este sistema familiar, hombres y mujeres se casan pero continúan perteneciendo a la familia de los padres de uno de los dos cónyuges. Este es un sistema más permanente y continuo que la familia conyugal o nuclear, ya que la muerte de un miembro de la familia no implica la desaparición de los vínculos familiares. En lo relativo al aspecto económico, la familia extensa constituye una unidad de producción y de consumo, con una tácita división del trabajo. En cuanto al sistema de relaciones, predominan las jerarquías de los padres sobre los hijos, de los viejos sobre los jóvenes, de los mayores sobre los menores y corresponde a la mujer casi siempre un papel de subordinación.
  • Nuclear. Es la formada por los padres y sus hijos. A su vez esta se puede subdividir:

     – Con parientes próximos. Tienen en la misma localidad otros miembros.

     – Sin parientes próximos. No tienen miembros en la misma localidad.

     – Numerosa. Formada por los padres y más de dos hijos.

     – Ampliada. Si en el hogar conviven además otras personas. Esta a su vez se puede subdividir en:

          • Con parientes, si estas personas con las que conviven mantienen un vínculo consanguíneo (abuelos, tíos, etc.).

          • Con agregados, si las personas con la que convive la familia nuclear no mantienen ningún vínculo consanguíneo (huéspedes, servicio, etc.).

  • Binuclear. Cuando después de un divorcio, uno de los cónyuges se ha vuelto a casar y conviven en el hogar hijos de distintos progenitores.
  • Monoparental. Es la constituida por un solo cónyuge y sus hijos.
  • Personas sin familia. Incluye el adulto soltero, al viudo sin hijos y a los jóvenes emancipados.
  • Equivalentes familiares. Individuos que conviven en un mismo hogar sin constituir un núcleo familiar tradicional: parejas homosexuales estables, grupos de amigos que viven en comuna, religiosos que viven fuera de su comunidad, etc.

A esta clasificación proporcionada por Jiménez (Jiménez, 1998) estimo que habría que añadir la familia constituida por parejas heterosexuales sin hijos, ya que este tipo de estructura familiar es cada vez más habitual. En nuestro país, en 1996, 2.054.100 hogares españoles estaban formados por parejas sin niños, 177.500 más que en 1990 (INE, Instituto Nacional de Estadística, 2003). Dentro de este grupo se pueden distinguir varias posibilidades: matri monio de recién casados que todavía no ha tenido hijos; pareja que no desea tenerlos; pareja que no puede tenerlos, y matrimonio de edad cuyos hijos ya se han casado o independizado (hogares de “nido vacío”). Más de las tres cuartas partes de los matrimonios sin hijos se sitúa en esta última categoría.

La familia ha estado siempre sujeta a continuos cambios y transformaciones, pero nunca han tenido la intensidad y velocidad de los ocurridos en las últimas décadas. En España, según los datos aportados por el INE (INE, Instituto Nacional de Estadística, 2003), nos encontramos con:

  • Aumento del número de separaciones y divorcios. En 1990 se producen 36.272 separaciones y 23.191 divorcios cifras que pasan a ser en 1997 de 54.728 y 34.147 y en 2006 de 79.423 y 47.319 respectivamente.
  • Retraso en la edad de entrada al matrimonio. La edad media de entrada al matrimonio va aumentando. Así en 1996 supera ya los 30 años para los varones y casi alcanza los 28 para las mujeres; en 2003 es de 31 años los varones y 30 para la mujeres.
  • Aumento del número de matrimonios civiles. La proporción de matrimonios civiles tiene una tendencia creciente. En 1996 supera el 23% de los matrimonios celebrados en el año frente al 19% que representaban en 1990. En 2003 constituyen el 33,06%.
  • Retraso en la edad de inicio de la maternidad. A partir de 1995 las madres que tienen entre 30 y 34 años son las que aportan una mayor proporción al número de nacidos. El grupo de madres comprendidas entre 25 y 29 años, que era el que tradicionalmente proporcionaba la mayor cantidad de nacimientos queda en segunda posición. El tercer grupo que aporta la mayor proporción de nacidos es, por primera vez, en 1996, el de las madres entre 35 y 39 años. Hasta entonces el tercer grupo la constituían las madres entre 20 y 25 años.
  • Incorporación de la mujer al mundo laboral. En el periodo 1990-97 la proporción de población femenina en disposición de trabajar sube del 35,3% al 39%.. Así frente a 1996 que se estimó el número de mujeres activas en 163.632 pasó en 2003 a 244.641.
  • Aumento del número de personas que viven solas. Mientras que en 1996 constituyen el 12,02% en 2003 representan el 15,38%.
  • Disminución del número de hijos. Las parejas con dos hijos pasan de 1.067.000 en 1990 a 936.800 en 1996, lo que representa una disminución del 12,2%.
  • Aumento del número de familias monoparentales.

A pesar de estos cambios profundos, la familia sigue siendo un elemento clave de nuestra organización social. Los cambios son fruto de la adaptación de la sociedad a las nuevas situaciones y condicionantes socioculturales. Pero los cambios no son exclusivos del momento actual sino que han sido una constante a lo largo de la historia y esto ha favorecido la aparición de opiniones pesimistas y optimistas sobre el futuro de la familia.

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