Escuela de padres: ¿Qué puede hacerme pensar que el desarrollo de mi hijo no es normal?

Fuente: http://www.familiaysalud.es/

¿Qué consideramos desarrollo psicomotor normal?

Un niño tiene un desarrollo psicomotor normal si adquiere las habilidades correspondientes a su edad. Esta evolución es variable, no es rígida.

En los controles de salud, los pediatras vigilan la evolución de los niños basándose en escalas.

Sin duda, la percepción de los padres tiene un gran interés. El desarrollo de un niño abarca un campo muy amplio, con aspectos que pueden pasar desapercibidos a los profesionales de la salud.

¿Son frecuentes los trastornos del desarrollo?

Tres de cada cien niños sufre retraso mental. Algunos son por causas evitables, lo que da una idea del esfuerzo que hay que hacer en este sentido.

Más frecuentes son otras patologías del desarrollo, como los trastornos del aprendizaje o los niños con déficit de atención e hiperactividad. Muchas veces son los padres quienes lo notan.

También en los trastornos del espectro autista es muy importante que se diagnostiquen cuanto antes, para mejorar su evolución y pronóstico.

¿Cuándo debemos estar especialmente atentos?

Cuando nuestro hijo tiene algún factor de riesgo:

  • Si pesó al nacer menos de 1500 grs o nació antes de las 34 semanas de gestación.
  • Si hubo algún problema durante el embarazo o parto, como: infecciones, situaciones de asfixia, elevación importante de la bilirrubina, reanimación o ventilación artificial.
  • Cuando el niño padece algún trastorno genético o metabólico.
  • Cuando hay algún antecedente en la familia que pueda repetirse.

¿Cuáles son las señales de alerta?

Son las que nos dicen que puede haber una alteración en el desarrollo psicomotor de nuestro hijo.

No suponen necesariamente la presencia de un problema de salud, pero determinan la necesidad de seguimiento riguroso del bebé.

Signos de alerta según la edad:

 

1 mes 3 meses 6 meses 9 meses 12 meses 18 meses 2 años Otros
No fija la mirada Ausencia de sonrisa social Falta de interés por el entorno No balbucea No reclama la atención de un adulto No marcha autónoma No imita Conductas agresivas o de aislamiento
No levanta la cabeza  cuando le ponemos bocabajo No fija la mirada o no interacción con otros No balbucea No conoce a sus cuidadores No extraña No señala o comprende ordenes sencillas No construye una torre con 2 cubos Dificultad en el aprendizaje
Irritable, sin causa clara No responde a estímulos auditivos Escasa expresividad No se mantiene sentado No imita gestos No conoce nombres de objetos conocidos No hace garabatos Baja tolerancia a la frustración
No control cefálico Se adapta a los cambios con dificultad No se voltea No explora sus juguetes *Conducta estereotipada No señala una parte de su cuerpo Miedo exagerado o timidez extrema
Asimetrías en los movimientos o posturas. No manipulación de objetos No retiene los objetos No pronuncia sílabas No expresa emociones Ausencia total de lenguaje *Lenguaje ecolálico o estereotipias
No se sienta de forma estable Crisis de cólera y dificultad para calmarse No comprende ni realiza órdenes Conducta desorganizada

 

Autor/es:
  • Mª Isabel Morera Sanz. Pediatra. Centro de Salud «Adoratrices». Huelva
  • Noelia Guerrero Moreno. MIR Pediatría. Hospital “Juan Ramón Jiménez”. Huelva

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