Varios psicólogos nos explican cómo orientarnos ante esta actitud típica de la adolescencia
Muchos padres se desesperan al ver a su hijo adolescente tirado delante de la televión, horas y horas jugando a la play, semanas sin cambiar de ropa, con el pelo enredado, todos sus enseres desperdigados por doquier, sin pegar chapa, sin ayudar en casa… ¿Cómo orientarse ante este «problema»? El psicólogo, pedagogo y escritor Bernabé Tierno situa esta etapa en la adolescencia. «Los chavales están viviendo un momento en el que el paso a la vida adulta les tiene muy ocupados. Yo les diría a los padres que no se agobien si su hijo no habla tanto como antes y se le ve más apagado. Es completamente normal». Lo que este experto aconseja es tener paciencia, pero sin agobiarle. «Durante un tiempo los padres dejamos de ser importantes para ellos, porque necesitan formar su identidad. Ten paciencia y demuéstrale que tú estarás siempre ahí para ayudarle».
Los expertos aconsejan tener paciencia, pero sin agobiar al joven
Ahora bien, matiza Tierno, eso no significa que dejarle hacer cualquier cosa o que dé miedo pedirle algo. «Es importante que el proceso educativo continúe y que tu hijo se siga responsabilizando de aquello que tiene que hacer, y aprenda que en la vida tendrá que esforzarse para conseguir lo que quiere. Está bien que le dejéis descansar y que vea la tele, siempre que haya dedicado tiempo a otras actividades. Tampoco permitáis que entre en ese pasotismo del «no me apetece y por lo tanto no hago nada»». Esto significaría, concluye, «educarle en la ley del mínimo esfuerzo».
Los motivos ocultos
En ocasiones el pasotismo se confunde con los síntomas de la depresión
Para la psicóloga Marina Martín-Artajo, una buena forma es mirarlo desde varios ángulos.«Unas veces el pasotismo nos va a pedir intervención y exigencia y otras, sosiego, cariño y cuidados». Como esta especialista explica, el pasotismo se puede confundir, o es hermano de la anergia (nivel basal de energía bajo biológicamente), de la abulia (falta total de motivación, desinterés, infra-exigencia, funcionamiento desde el principio del placer únicamente), de un estado de ánimo deprimido (desilusión, desesperanza), de fatiga fisiológica (sobre-esfuerzos físicos y mentales: salidas nocturnas, empolladas ante los exámenes, sesiones interminables de gimnasio y compras) o puede ser una forma de agresión silenciosa e insidiosa, una forma de rebeldía encubierta por falta de otros recursos para canalizarla de forma más constructiva. ¿Como podemos ayudar? «Pues integrando el palo (exigiéndoles y retirando privilegios) y la zanahoria (empujándolos o motivándolos), premiando y poniendo límites al 50% para equilibrar mejor la educación», asegura esta especialista.
CARLOTA FOMINAY
Fuente: www.abc.es