El pensamiento mágico en niños o también llamado pensamiento supersticioso, es un tipo de pensamiento que es entendido y tiene sentido para la mente de los pequeños, el cual mezcla la realidad con la fantasía y con el que se trata de dar explicaciones concretas a la realidad.
Evidentemente, estas explicaciones están adaptadas a su nivel cognitivo y les permiten entender el mundo que les rodea.
El pensamiento mágico es natural en los niños entre los 2 y los 7 años, en donde pasan por una etapa evolutiva que se caracteriza por un pensamiento simbólico, mágico, concreto y egocéntrico, el cual da lugar a una visión fantástica del mundo.
No obstante, medida que el niño madura su pensamiento evoluciona y supera su visión mágica de forma natural.
¿Cómo se manifiesta el pensamiento mágico en los niños?
Cuando tenías alrededor de 5 años posiblemente pensabas en cosas fantásticas, como por ejemplo, que había personas que podían volar, vivir bajo el agua o tal vez tenías amigos imaginarios.
Lo más seguro es que esperabas con mucha ilusión la llegada de Santa Claus con juguetes o le tenías miedo a algún monstruo que habitaba debajo de tu cama.
El pensamiento mágico es propio de los niños y puede llegar a no tener límites, por lo que es importante conocer sus características y cómo reaccionar ante esta etapa.
¿Qué es el pensamiento mágico?
El pensamiento mágico es aquel que tiene la creencia que los eventos aun cuando no tengan la misma naturaleza, están relacionados causalmente a pesar de la ausencia de cualquier relación causal plausible entre ellos, como resultado de efectos sobrenaturales.
La creencia en estas formas mágicas se basa en una forma de pensamiento llamada pre-lógica, estudiadas por Piaget en el desarrollo cognitivo.
El estadio preoperatorio de Piaget encuentra el pensamiento mágico, por el cual los niños construyen una realidad basándose en creencias como el animismo, el realismo y la participación mágica.
El animismo se refiere a la tendencia que tienen los niños a atribuir un alma, a todos los objetos animados o no.
Por el contrario, el realismo es la poca o nula distinción entre la realidad exterior y la interna.
La participación mágica es la creencia de que cuando se realiza un gesto en particular, se puede influir en un evento.
Teorías que explican el pensamiento supersticioso
Existen varias teorías que explican el pensamiento mágico, como por ejemplo, los socio-cognitivistas, indican que esta forma de pensamiento es atribuible a la carencia en los procesos lógicos, debido a la inmadurez de las estructuras cognitivas típicas de los niños y de los pueblos primitivos.
Otra teoría es la del psicólogo social rumano Serge Moscovici, que planteó que el pensamiento de los pueblos primitivos se debe a una diferente cultura global, dentro de la cual están insertados.
Características del pensamiento mágico de los niños
El pensamiento supersticioso puede hacer ver cosas a los niños que nosotros no somos capaces de apreciar, por eso podemos quedar asombrados antes sus respuestas o apreciaciones ante diferentes situaciones.
Este pensamiento mágico que tienen los niños es muy importante, ya que es la forma en la que buscan explicaciones del mundo desconocido que les rodea.
Entre las características del pensamiento mágico en los niños, se encuentran las siguientes:
- Para ellos no existe la palabra imposible.
- Se dejan guiar por asociación de idea-emoción.
- Se da más importancia a la apariencia o a lo subjetivo.
- Creen que todo lo que piensan puede hacerse, incluso sus deseos pueden cumplirse.
- Se centran en lo concreto, por lo que solo una parte puede tener las características del todo al que pertenece.
¿Qué hacer ante el pensamiento mágico de los niños?
Ante todo siempre debemos considerar, que el pensamiento mágico es normal y no debemos recriminarles que piensen así bajo ninguna circunstancia.
De hecho, el pensamiento supersticioso es parte del proceso natural de maduración, sin embargo, podemos ayudarlos a ir superando esta etapa con las siguientes recomendaciones:
- Si notas que en su mundo se crean con mucha frecuencia monstruos que le atemorizan, intenta demostrarle que no son reales y que no le va a pasar nada.
- Si tu hijo insiste en que puede hacer cosas que lo pueden poner en peligro, ayúdalo a entender que los humanos no tenemos capacidad de hacer todo, por ejemplo volar.
Generalmente, a partir de los 8 o los 10 años, los niños comienzan a madurar este tipo de pensamiento y la línea entre fantasía y realidad comienza a marcarse con fuerza.
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