El proceso de aprendizaje que experimenta cada niño es diferente, único y especial. Como ya sabemos, existen diversos tipos de inteligencia y por ello, nuestros hijos desarrollan más unas que otras. Sin embargo, hay conocimientos básicos que aprender y materias por aprobar de forma obligatoria. ¿Qué ocurre cuando caemos en cuenta de que a nuestro engreído no le encanta, precisamente, estudiar?
Uno de los típicos errores que los padres cometemos es reñir y prohibir actividades de entretenimiento, hasta obtener un cambio de actitud. Esta estrategia rara vez funciona, y si lo hace no es sostenible en el tiempo. Es decir, cambiaremos una actitud pero jamás la convertiremos en un hábito.
Existen diferentes formas de crear hábitos de estudio en nuestros hijos, pero hoy hablaremos sobre el rol que cumple el espacio físico en un proceso de aprendizaje.
Según Antonia Gómez, portavoz del sitio web ELDULCEHOGAR, el ambiente cumple un rol crucial en cuanto al desempeño de toda persona. ‘’Los lugares en donde se realizan actividades importantes son más que simples espacios. ¿A qué me refiero con esto? Un ambiente también comunica’’, menciona.
La experta asegura que la extensión de un espacio y su iluminación influyen en la productividad de las personas. Asimismo, afirma que existen estudios que corroboran esto. ‘’¿Por qué las empresas invierten tanto en la remodelación de sus espacios laborales? No se trata, netamente, de decoración sino de efectividad’’, manifiesta.
¿Se cumplirá esta hipótesis en un espacio educativo? La respuesta es, por supuesto. Existe un enfoque denominado Reggio Emilia, el cual plantea al espacio físico de un centro educativo como un ‘Tercer maestro’. Es decir, este planteamiento afirma que absolutamente todo el lugar y lo que esté dentro de él transmite valores y conceptos positivos o negativos a un estudiante.
Basándonos en esta perspectiva, ¿qué le está transmitiendo a tu pequeño su lugar de estudio? O mejor aún, ¿cuenta con un espacio adecuado a sus necesidades?
Si buscas una forma asertiva de fomentar hábitos de estudio en tus hijos,a continuación encontrarás algunas recomendaciones:
Adecúa su habitación: El ambiente de estudio debe ser siempre el mismo para que no hayan elementos que ocasione distracciones al momento que el niño vaya a estudiar o hacer los deberes. El color de las paredes puede variar. Si le gusta las tonalidades intensas puedes incluir algunas áreas más vistosas en la zona de estudio. Prueba con la monocromía. Por el contrario, si quiere un aspecto más clásico, el blanco y negro es una buena opción.
Utiliza muebles para organizar: Algunos elementos básicos son la mesa o escritorio y silla, pero también puede incluir estanterías donde guarde sus artículos escolares, mochilas, entre otros. Si hay varios niños compartiendo una habitación, es preciso asegurar que cada uno cuente con su propia sección privada, incluso si comparten la misma mesa. Puedes utilizar un archivador de pie a modo de división.
Respeta su espacio y tiempo de estudio: El ambiente debe ser silencioso, es decir, lejos de la televisión, radio, teléfono u otros ruidos. El lugar debe incitar la concentración y la atención, por ello evita la presencia de objetos que puedan distraer.
Brinda condiciones óptimas: La habitación del niño debe tener una buena ventilación y temperatura adecuada, así como una buena iluminación. La mejor luz y más barata es la natural, así que siempre deben aprovecharse los ventanales o techos translúcidos. A medida que la luz vaya quedando restringida es cuando se utiliza luz artificial para tener una iluminación completa.
Por otro lado, también es importante planificar las sesiones de estudio tales como:
- Organización: Para planificar las horas de estudio se debe asignar un tiempo determinado a cada asignatura en función de su dificultad.
- Planificación: Elaborar un calendario es un recurso esencial. Hay que intentar, en la medida de lo posible, conseguir las metas propuestas. La constancia adaptará un hábito importante de planificación y orden.
- Ritmo de trabajo: La planificación del estudio debe adaptarse al ritmo de trabajo y aprendizaje. Hay que tener en cuenta las circunstancias personales y las actividades complementarias.
- Tiempo de descanso: Reservar un tiempo de descanso es importante para olvidarse por un momento de los deberes. Esto permitirá recargar energías y seguir trabajando.
- Orden de prioridades: Se trata de hacer una lista de las actividades diarias siguiendo el orden de los más urgentes a los menos y por orden de dificultad.
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