La llegada de la época de verano es algo que todo niño (y muchos padres también) anhelan debido a que ya no están madrugando en épocas con temperaturas frías y se dedicarán a descansar.
Ciertamente un descanso es imprescindible, más allá que el niño no haya rendido lo que educativamente se le haya exigido, pues los factores por los que halla suspendido pueden ser diversos.
Suspensos ¿Qué hacemos este verano?
Claro que si un niño ha suspendido, deberá recuperar en el verano aquello que no pudo lograr durante el año escolar. Esto implica maestras particulares, tarea, ejercicios, etc. Sin embargo recomendamos que exista un equilibrio entre las exigencias educativas y las recreativas.
No es posible que el niño absorba contenidos escolares de todo un año en un solo verano si no se le ayuda (y enseña) a descansar su cerebro. No hay que perder de vista que el cerebro es un músculo y, como tal, se agota.
Las causas por las que un niño no han podido rendir correctamente las demandas de la escuela pueden deberse, entre otros factores, a:
- Estrés
- Angustia
- Agotamiento mental
- Depresión
- Problemas cognitivos
- Déficit atencional
Por tal razón, la época de verano será un momento adecuado para que, con un poco más de tiempo disponible, los padres puedan indagar acerca de lo que le inquieta a su hijo: los verdaderos motivos por los que ha suspendido.
¿Qué estrategias utilizar a la hora afrontar el verano cuando nuestro hijo ha suspendido?
- Concientizar a nuestro hijo: Una de las primeras cuestiones en las que recomendamos hacer especial énfasis tiene que ver con la concientización, es decir, hacerle notar a nuestro hijo/a que será él quien deba asistir a clases particulares, realizar tarea, rendir exámenes, etc.
Hacerle notar que él será quien pierda tiempo de diversión, vacaciones y/o recreación con amigos cuando ese hecho se podría haber evitado con un poco de dedicación y estudio diario.
- Una buena ayuda…: Otra de las metodologías es encontrar una maestra de apoyo escolar que utilice herramientas didácticas de gran atractivo para nuestro hijo. Quizás nos lleve algo de tiempo pero nunca hay que perder de vista que el aprendizaje, para que sea efectivo, debe ser agradable.
- Un poco de descanso es necesario: Tal como comentamos más arriba, si el niño se pasa 6 u 8 horas diarias realizando tareas o ejercicios, de seguro caerá rendido. Es necesario que su mente descanse.
Comparte tiempo con él. Llévalo de paseo, indaga sobre lo que le sucede. Con un rato de tiempo al día los dos juntos, podrás descubrir cuál o cuáles son los motivos de su fracaso escolar.
- No a los gritos o malos tratos: No tiene efecto si le gritas, regañas o castigas. Si no hallamos el verdadero motivo por el que nuestro hijo ha sido suspendido, de poco nos servirá encerrarlo todo el día para que estudie y apruebe y castigarlo suspendiendo las vacaciones.
- Ciertos límites son fundamentales: Sin embargo es importante que no seamos 100 % permisivos o que aprobemos que nuestro hijo pierda todo el verano descansando.
Debe existir un sano equilibrio entre descanso (alrededor de 40 % del tiempo) y actividad escolar (60 %) para recuperar el tiempo perdido.
- Disciplina y organización: A menudo un factor común para que nuestro hijo sea suspendido es la falta de organización que ellos tienen, es decir, con frecuencia los niños no saben ordenar y establecer tiempos: tiempo para dormir, para comer, para el aseo, para estudiar, para jugar, etc.
Por ello es importante detenerse en este aspecto, poniendo el ejemplo y ayudándole a ordenarse.
Una buena ayuda puede ser establecer una agenda con horarios. Prueba, como padre o madre, hacer las rutinas para dar el ejemplo. No olvides que, de este modo, tu hijo aprenderá mucho más rápido y mejor.