Las mascotas, una gran ayuda en la educación de los niños

Los padres sabemos que a la hora de educar a nuestros hijos, toda ayuda es poca. La educación va mucho más allá de la enseñanza. Mientras que la enseñanza comprende que los hijos adquieran una serie de conocimientos y destrezas que les ayuden como niños y futuros adultos, la educación añade además una serie de valores y una concepción del mundo.

Por eso puede llegar a haber niños que aún siendo buenos estudiantes, sean muy maleducados; y al revés, niños muy bien educados que sean muy malos estudiantes.

Hay conceptos como el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, el civismo, el valor del esfuerzo, el compromiso, la lealtad, la amistad, el principio del mérito y muchos otros, que no siempre se transmiten a los niños solo con las asignaturas de la escuela.

Por eso los padres debemos esforzarnos para que todos estos valores estén presentes en la educación de nuestros hijos. Es una tarea complicada, por lo que todos los aliados son bienvenidos. Y entre esos aliados, hay unos a los que los niños suelen profesar especial cariño: las mascotas.

Los beneficios de que los niños crezcan con mascotas pueden ser múltiples:

  • Si les avisamos de que vamos a adquirir una mascota, podemos hacer que en el proceso de elección de esa mascota desarrollen su pensamiento lógico, haciendo que valoren los pros y los contras de cada animal. Cada uno tiene sus características y hay que explicar a nuestros hijos sus distintas cualidades. Como padres también debemos de ser cuidadosos a la hora de valorar cuáles son las mejores mascotas para niños, para guiarlos en la elección.
  • Es un modo de que entiendan que hay otros miembros de la familia que pueden ser el centro de atención y necesitar más ayuda que ellos.
  • Es un manera de ir haciendo que los niños adquieran responsabilidades poco a poco. Debemos ir implicándoles en los cuidados de las mascotas progresivamente.
  • Criarse con mascotas fomenta la empatía de los niños y su sociabilidad. También es un vínculo común que pueden tener con otros niños que también viven con animales.
  • Los animales necesitan unos cuidados rutinarios, por lo que su presencia puede facilitar que nuestros hijos entiendan y acepten mejor la necesidad de mantener unos hábitos (de limpieza, alimentación, ejercicio, higiene, salud) y de aceptar que también ellos deben seguirlos.
  • Además, está demostrado que la convivencia con animales reduce el riesgo de que los niños desarrollen determinados tipos de alergias, tanto durante su infancia y adolescencia como en su etapa adulta.
  • Si la mascota elegida es muy dinámica y necesita ejercicio físico (por ejemplo, un perro), su cuidado es una excelente motivación para que el niño haga también ejercicio. Los niños que cuidan perros son menos sedentarios. Ha de cuidarse que no vea el cuidado del perro solo como un deber sino también como un juego. Para ello es apropiado recurrir a juguetes que facilitan la diversión con los perros.

El sentido de la responsabilidad, el deber, la empatía, la ayuda a quien es más débil, la autodisciplina para cumplir unos buenos hábitos y rutinas, son valores muy útiles para la vida, pero muy difíciles de enseñar. Las mascotas pueden ayudarnos a ello. Pero nunca debemos olvidar que el mejor modo de enseñar es con el ejemplo. No podremos inculcar a nuestros hijos unos valores que nosotros mismos no respetamos.

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