Las tormentas te dan la oportunidad de disfrutar con juegos en casa y chapoteos en los charcos. Sonrisas compartidas y pasadas por agua en su justa medida.
1. ¡Qué de charcos!
Calzados con unas buenas botas de agua y unos pantalones viejos, lo pasarán en grande saltando sobre los charcos. Ponles pruebas y ve dando puntos al niño que consiga salpicar más agua o que, al contrario, logre saltar el charco sin caer dentro –ve buscando por el parque charcos cada vez más grandes–. Eso sí, terminado el juego, adviérteles de que sólo podrán ponerse “perdidos” otro día si van vestidos para la ocasión.
2. Los aguadores
Viste a tus hijos con un buen chubasquero, botas de agua y un gorro. Colocados por equipos, ponles un vaso de plástico o un cubo pequeñito sobre la cabeza. Aprovechando que está chispeando, y sólo si está chispeando, pídeles que vayan de un lado a otro del jardín a la mayor velocidad posible sin que se les caiga el cubo. Gana el que, pasados dos minutos, lo haya llenado más.
3. Luz y color
Nada hay más bonito que contemplar el arco iris después de una tarde de lluvia. Sus colores dejarán alucinado a tu hijo y tú puedes aprovechar para enseñarle sus nombres si aún no los sabe o explicarle cómo se dicen en inglés. Si no lo habéis visto, fabrica uno “casero”. Coge una manguera con boquilla fina, que riegue con un rociado fino, colócate de espaldas al sol y abre el grifo trazando un arco con la manguera. No es tan bonito como el natural, pero un arco iris resulta siempre precioso.
4. ¿Cuánto ha llovido?
Si tu hijo ya es mayor, aprovecha para que cree un pluviómetro casero. Sólo necesitas poner un cubo en una zona exterior y clavar un bastón al lado, haciendo una marca diaria en él para medir cuánto ha llovido. Cuando lo tengas lleno, puedes dejarlo y analizar el proceso contrario: ¿cuánto tarda en evaporarse? Seguro que así entiende el ciclo del agua.
5. La danza de la lluvia
Si aún está lloviendo fuera y no podéis salir a pasear, organiza un concurso musical. Coloca a los niños en dos equipos y pídeles que canten, alternativamente, canciones relacionadas con las nubes, la lluvia, el sol, o el cielo, sean melodías infantiles o no; mientras, el equipo contrario baila. Además del clásico “que llueva, que llueva” o una mención al patio de tu casa, que cuando llueve se moja como los demás, seguro que se acordarán del nubarrón que vio Noé y de cómo, gota a gota, empezó a llover; o querrán ser tan altos como la luna. Puedes ir dándoles nuevas palabras para seguir el juego.
Fuente: http://www.guiadelnino.com
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