El diálogo entre padres e hijos
El dialogo entre padres e hijos: Claves para hablar sanamente.
En todo tipo de relaciones personales es esencial una buena comunicación y la capacidad para poder dialogar sanamente, bien sea para llevar con perfecta normalidad la relación o para entablar acuerdos en ella.
A medida que los niños van creciendo se hace mucho más complicado poder llevar con ellos un diálogo más tranquilo, y esta complicación se acrecienta mucho más en el momento en que comienzan a entrar en la etapa de la adolescencia.
Cuando debemos hablar de un problema con nuestros hijos hay que tratar de tenerlo ya medio solucionado. Pretender educar a un niño o adolescente sin antes propiciar el diálogo es como intentar construir un edificio sin unas columnas aseguradas. Sin embargo, sabemos que es muy difícil hablar con los hijos adolescentes, muchas de los intentos de conversación terminan en monólogos, otras veces los padres sienten que es un diálogo de sordos y muchas otras terminan fatalmente en una pelea. La verdad es que no resulta nada fácil hablar con ellos, pero, hay que intentarlo siempre. Es por esta razón se debe tener en cuenta como padres para dialogar con nuestros hijos cumplir ciertos requisitos.
Es indispensable tratar de crear el ambiente propicio y buscar el momento adecuado; no solo se debe buscar el dialogo cuando los padres quieren, sino cuando ellos lo necesitan y muchas veces también cuando los hijos lo piden. No es fácil saber qué momento del día es mejor para hablar, porque tal vez, tu hijo tenga algo que quiere decirte en el momento menos acertado. En ese tipo de casos hay que en lo posible dejarlo todo y atenderlo, porque, aunque en ese justo momento tengas cosas súper urgentes que hacer, seguramente no hay nada más importante que escucharlo. Un error gravísimo sería dejar pasar la ocasión, porque generaría automáticamente un rechazo por parte de él, y habrá desaparecido para siempre la intención.
Otro requisito importante de toda comunicación es la confianza que puedas brindar. Si la primera vez que un hijo nos cuenta algo que para ellos es confidencial o de mucha transcendencia, nos asustamos, asombramos, armamos un escándalo o lo castigamos fuertemente, probablemente esa será la última vez que sea sincero contigo. La confianza es una virtud que debe ser recíproca, quien da confianza debe recibirla igualmente. No es una cualidad que se compra o se aprende, sino una virtud que se da, y es condicional para todo diálogo. Si eres padre y no confías en tus hijos, si no les das la confianza necesaria, aunque te parezca difícil y complicado, hasta muchas veces arriesgado, te quedarás sin saber que le pasa.
Como padre tienes que aprender a aceptar sus formas, no busques que todo funcione como a ti te parece; razona mientras dialogues con él, no batalles, siempre busca razonar y hacer razonar.
Por último, hay que aprovechar el diálogo para dar criterios a los hijos. No se trata del dialogo un sermón, debes procurar en todo momento transmitir optimismo.