Antes de pensar en qué es la empatía del docente deberíamos definir qué es la empatía o qué es ser empático. La empatía podría describirse como la habilidad de ver las cosas desde la perspectiva de otra persona.
Básicamente se trata de ponerse en el lugar de alguien más que está atravesando determinada situación para ofrecerle ayuda. Ahora que sabemos esto, podríamos decir que la empatía del docente es la capacidad que tiene el profesor de “leer” y analizar lo que pasa con los estudiantes para ayudarlos.
Empatía del docente, ¿Qué beneficios tiene?
En algún momento nos hemos topado con la situación real o ficticia (una película, una obra de teatro, una novela, etc.) de un profesor que se niega a brindarle una oportunidad a un alumno que ha tenido algún problema en una evaluación. Analicemos un ejemplo para ver cómo influye la empatía en la convivencia dentro del aula.
Un niño vive muy lejos de su centro de estudios, todos los días llega muy cansado tras la larga travesía en el transporte público y olvida hacer las tareas, o simplemente llega muy cansado para hacer sus deberes y se duerme.
El profesor no empático simplemente lo reprobaría. O llamaría al representante para que le diera un regaño o buscara de resolver el problema. Pero no se involucraría en la solución del problema porque siquiera está intentando entender cuál es.
Ahora, un docente empático hablaría en una primera instancia con el pequeño e intentaría encontrar una alternativa para solucionar el problema. Algunas de estas alternativas sería un tipo de evaluación que no requiera directamente el trabajo en casa. Otra alternativa sería recurrir a los padres o a los representantes del pequeño para que le brindaran ayuda. Quizá que el niño estuviera en un grupo de estudio con un profesor particular luego de salir de clases para que lograra cumplir con sus deberes antes de emprender la travesía hasta su casa.
En el primer caso el alumno sólo comenzará a crear un resentimiento hacia el profesor o se sentirá sometido por el mismo. Mientras que en el segundo la comunicación se mejorará cuando el niño vea que al tener un docente empático, puede confiar en que este le ayudará con determinados problemas relacionados (o quizá no) al ámbito académico.
Algunos consejos para ser un docente empático.
Hay cinco puntos fundamentales para comenzar a ser docentes empáticos. Estos puntos se basan en lo que se debería basar cualquier clase de relación: Olvidarse de prejuicios, conocer, demostrar interés, dar pie al diálogo y buscar soluciones o mostrar el lado positivo.
- Olvidarse de los prejuicios sobre los estudiantes: Hay que considerar que existe una brecha de generación bastante amplia entre los profesores y los niños, esto hace que sea muy complicado no crear ciertos prejuicios ante diversas situaciones. Pero no por este motivo debemos quedarnos con esos prejuicios, nuestro deber como profesores es lograr que mejoren y que ellos nos demuestren que no son malos estudiantes.
- Conocerlos: Esto va ligado con el punto anterior. Quizá sólo sean rumores o la experiencia de algún colega educador. En cualquiera de los casos, lo mejor es simplemente conocerlos, saber qué les gusta, qué desean en la vida, cómo es su entorno familiar, eso nos ayudará a entender muchísimas cosas sobre ellos.
- Demostrar interés: Si un niño llega un día emocionado a contarnos lo que le ha pasado el día anterior o el fin de semana y nosotros simplemente lo ignoramos, seguramente se sentirá rechazado y comenzará a crear pensamientos negativos que afectarán su desarrollo en el aula. Lo mejor es escucharlos y dialogar con ellos cada vez que tengamos oportunidad.
- Dar pie al diálogo: No sólo al diálogo cotidiano, sino al diálogo académico. Si gran parte del salón reprueba un examen, hay que ir al origen del problema. ¿Fueron errores de ellos? ¿O fuimos nosotros los que no nos explicamos de la manera correcta?
- Buscar soluciones y mostrar el lado brillante: Si ocurriera algo como lo del punto anterior y nuestra reacción fuera: “Bueno, reprobaron, yo no puedo hacer más nada”, los estudiantes se sentirán desmotivados. Por eso debemos buscar soluciones, quizá no repetir la evaluación, sino buscar un método alternativo para que todos entiendan el contenido. Y además de hacer esto, demostrarles el lado brillante, que si no hubiesen reprobado, no hubiesen aprendido otro método nuevo, por ejemplo.
La empatía del docente tiene muchísima importancia en el aula, si el docente no es empático, ver clases se convertirá en una tarea tediosa para los muchachos y, por consecuente, para los profesores.
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