El temor a la oscuridad es uno de los más extendidos entre los niños en todo el mundo y suele acompañar al desarrollo infantil. Suele iniciarse alrededor de los 2 años y desaparecer sobre los 9. Generalmente, el paso del tiempo y el cambio en la percepción de la realidad que se produce en los niños, hace que se vaya superando.
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Uno de cada 3 niños pequeños tiene miedo a la oscuridad.
¿Por qué ocurre?
- “Quiero esperar a papá”
- “No tengo sueño”
- “Tengo sed”
- “Tengo pipi”
- “Quiero dormir contigo”
Para ellos la oscuridad funciona como un castigo, ya que supone dejar de divertirse y separarse de nosotros. Se acaba lo agradable y empieza algo aburrido o desagradable.En muchas ocasiones se trata simplemente de no querer que finalice el día y por ello se resisten a acostarse e intentan alargar todo lo posible el momento. En estas ocasiones no hablamos propiamente de miedo a la oscuridad, sino de que el niño sencillamente está expresando su frustración por tener que finalizar algo agradable e irse a la cama. Los padres debemos dejar claro y ser firmes que es hora de acostarse.
10 formas de ayudarles.
- Tener establecidas unas buenas rutinas para acostarse.
- Dejar una luz tenue en su habitación para evitar que se queden totalmente a oscuras.
- Dejar la puerta de su habitación entreabierta.
- Contarles algún cuento antes de acostarles sin personajes que atemoricen.
- No permitir que vean películas de miedo y controlar lo que ven en televisión.
- Permitir que duerman con sus peluches u objetos favoritos.
- Durante el día jugar a esconder objetos en sitios oscuros como armarios.
- Practicar el juego del cronómetro de la oscuridad. El niño se queda en una habitación. Los padres le dicen: “vamos a salir de la habitación y cerramos la puerta. Cuando oigas ¡tiempo! Apagas la luz y cuando tengas miedo la enciendes”. Cuando vean por la rendija que apaga la luz, se pone el cronómetro en marcha, cuando encienda la luz, se para el cronómetro y se anota el tiempo en un gráfico hecho con cartulina. Se le dice el tiempo que ha aguantado y se repite la operación felicitándolo si lo mejora. Se juega 3 veces por semana.
- Jugar al escondite o la gallinita ciega u otros juegos que impliquen quedarse unos momentos a oscuras.
- Tener paciencia y actuar con comprensión.
Sólo en los casos en que el miedo le impida hacer una vida normal, produciendo auténticos estados de terror o situaciones habituales de insomnio, podremos hablar de una auténtica fobia. En los casos que esto se produzca, deberíamos solicitar la ayuda de un profesional.
Fuente: Mi mama es psicóloga Infantil