Si bien es cierto que los niños deben aprender a ser obedientes, también es cierto que debemos educarles para que aprendan a pensar.
La obediencia es esencial para que cualquier persona, pueda insertarse en el mundo escolar, académico o laboral en la actualidad. Respetar normas, reglas y obedecer no es otra cosa que “hacer aquello que como ley se respeta sin permitirse incumplir las mismas”.
Esto, claro está, es la base de cualquier sociedad, tanto en el presente como en el pasado. Sin embargo, la obediencia ciega puede, muchas veces, ahorrarnos el trabajo de pensar. Todo pensamiento es un acto de creatividad, de esfuerzo de las funciones ejecutivas y en la educación escolar esto es algo que muchas veces también se observa.
Sin embargo, pocas son las veces en la que se educa a los niños para que piensen, además de obedecer.
Educar para aprender a pensar
¿Cuáles son las consecuencias de no educar a los niños para que piensen?
➡️ Los niños llegan a cuestionar absolutamente todo lo que piensan. Anteponen las órdenes de los adultos a todo punto de vista propio. Esto evita la formación de un pensamiento crítico personal, indispensable para toda persona.
➡️ La escasa formación de valores hará un niño que “reproduce” lo que otros digan, antes que un niño que aprende a razonar y a tener un pensamiento crítico.
➡️ El riesgo mayor de enseñar solamente a obedecer radica en que nunca sabrán cómo y cuándo opinar además de constituirse como niños indecisos.
¿Cómo podemos enseñar a los niños a pensar y a obedecer a la vez?
✅ El reconocimiento de situaciones injustas. La obediencia es necesaria y buena también, pero siempre es preciso que los niños crezcan aprendiendo a tener un pensamiento propio y bien constituido con base objetiva sobre cada situación. Si algo les resulta injusto, es importante que, como padres y docentes, les enseñemos a que ellos expresen lo que piensan (siempre de buenos modos, pero que lo expresen al fin), para así poder hallar si tienen razón o si se trata de algún punto en el que debamos hacer énfasis para corregirles.
Por ejemplo: a menudos los niños se enojan cuando observan injusticias, pero otras veces, los niños se enfadan por cosas que no deberían; su hermano recibió un plato de comida antes que él. En todos los casos es preciso observar cada situación y ayudarles a que ellos reconozcan cuando está bien enfadarse y cuando no lo está, aprender a controlar sus enfados.
✅ La importancia de los valores. Todo niño aprende una escala de valores en el hogar que se refuerza en la escuela. Esta escala de valores le servirá para que puedan discernir en cada situación y no aceptarlo que se les impone de forma ciega.
✅ Desarrollo de la responsabilidad y la creatividad. Es más sencillo que otros nos digan qué y cómo debemos pensar y actuar. Pero la responsabilidad y el desarrollo del potencial creativo de cada niño, se magnificará si les permitimos desarrollar su propio pensamiento. Para poder ayudarles a que sean niños responsables y creativos, deberemos brindarles un espacio en el que puedan expresarse y siempre estar dispuestos a escucharlos, puesto que somos los adultos quienes pueden indicarle cuando deben obedecer y cuando tienen razón.
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