Mi hijo está en la edad del pavo ¿Qué hago?

la edad del pavo

La expresión “edad del pavo”, se usa para describir la etapa de la vida que tiene lugar después de la infancia y antes de la adolescencia. En esta etapa, ocurren la mayoría de los cambios físicos, emocionales, sociales y fisiológicos. Y es muy importante porque en esta fase se forja la personalidad de cada niño.

Algunos estudios afirman que esta expresión tiene su origen en la carne roja del pavo, puesto que los adolescentes suelen sonrojarse con mucha facilidad. También se relaciona por el “pavoneo” de los jóvenes para sobresalir de entre los demás.

La famosa “edad del pavo” suele comenzar en la preadolescencia, que tiene lugar a partir de los doce o trece años de edad. El tiempo de duración dependerá de cada persona, aunque suele llegar hasta los diecisiete o dieciocho años.


Los cambios en nuestros hijos en la edad del pavo

Jesús García Pérez, vocal de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, explica como las chicas se sitúan en actitudes entre la dominancia y la sumisión, reafirmándose en ellas a medida que aumenta la edad. Además, suelen ser más sentimentales y con un nivel mayor de idealismo. Son más racionales y, por regla general, maduran antes. Por otro lado, los chicos suelen madurar después y adquieren actitudes más dominantes.

Cambios físicos

Los cambios que se producen en el cuerpo de los jóvenes son muy fuertes y provocan su desconcierto y les crean inseguridades.

  • La aparición del vello corporal.
  • El cambio de la voz en los chicos.
  • La menstruación.
  • El aumento del tamaño de los senos en las chicas.

Todo esto hace que los jóvenes se vean muy distintos y que empiecen a sentir el deseo de agradar a los demás con su nuevo aspecto.

Aunque los cambios físicos son a priori, los más visibles son los cambios en la personalidad, estos son todavía más fuertes. Y los que más sorprenden a los padres, ya que el niño dócil y amable de hace unos años ha dado paso a un joven con un carácter propio más difícil y distante.

Los amigos el eje principal

Podemos observar bruscos cambios de humor, que la familia pierde importancia y el grupo de amigos se convierte en el eje principal de sus relaciones sociales. Y que empiezan a interesarse por el sexo y a tener relaciones sexuales, que se muestran rebeldes con los adultos, pero son fieles a las costumbres y creencias de su grupo de amigos.

Hay jóvenes más tranquilos y otros más rebeldes, algunos más familiares y otros que solo piensan en huir de la familia y salir con los amigos. Cada persona es un mundo y las reacciones no siempre serán las mismas.

Algo que, como padres, debemos tener muy en cuenta es que la familia es fundamental para ayudar al adolescente en este proceso de cambios.


¿Qué podemos hacer como padres?

1. Intenta reconstruir tu relación con tu hijo: Crea encuentros individuales. Momentos especiales padre-hijo y madre-hijo haciendo alguna actividad que le interese al adolescente.

2. Evita sermones y abandona la postura de experto: Promueve el diálogo: aunque no compartas sus opiniones, escúchale. Intenta comprenderle y aceptarle.

3. Atiende a las conductas que a día de hoy haga bien: Refuerza esos comportamientos con frases positivas.

4. Reduce el control : Evita las conversaciones que se convierten en interrogatorios, o lista de comprobaciones. Dale espacio y ayúdale a tomar sus propias buenas decisiones.

5. Comunica tus emociones en forma positiva: Recuerda y hazle sentir siempre el amor que le tienes como padre. Le darás estabilidad emocional y se sentirá bien. Eso será un ejemplo para él o ella y tratará de imitar el modelo.

6. Haz un acuerdo educativo y normativo entre padres: Pactad entre los dos padres las normas, límites o reglas, unificando criterios y formas de trato al adolescente, esto reducirá su confusión.

7. Ayúdale a conocer lo que quieres que haga: Pacientemente dale información y explícale cada situación. No le digas lo que tiene que hacer, o lo que no tiene que hacer. Toma en cuenta sus gustos, preferencias y usos del tiempo libre, haciéndolo/a sentir en control de su propia vida.

8. Exige, con afecto, cariño y apoyo: Los adolescentes que mantienen lazos fuertes con sus padres, que provienen de hogares en los que se supervisan las conductas de sus hijos y se mantienen buenos niveles de disciplina, son menos propensos a relacionarse con malas compañías.


Conclusión

“La edad del pavo”, es una etapa de transición donde nuestros hijos pasan de ser niños, a ser jóvenes adultos. Ellos son los protagonistas y como padres debemos ayudarles a superarla sin traumas, utilizando buena comunicación y respeto por su propia individualidad como persona.

Comprender la etapa que están viviendo, aplicar correctamente la información y resaltar la importancia del amor que les tenemos, logrará una evolución positiva en su futura vida, serán más felices y habremos hecho bien el trabajo.

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