Cuento para niñas presumidas ▷➤ Esta es la historia de Virginia, una niñita presumida que aprendió sobre el valor de dar. Este cuento nos enseña que obsequiar a los otros y darles un poco de alegría, nos puede hacer más felices que presumir de los regalos que recibimos.
Cuento para niñas presumidas. La historia de Virginia
Virginia era una niña muy bonita, todos quedaban fascinados por su belleza y su dulce voz. Su madre, muy orgullosa de su hija siempre le concedía todos sus antojos.
Tenía su habitación bellamente decorada, llena de todos los juguetes que quería, un lindo perrito de mascota y un grupo de amiguitas que siempre la complacían.
Ella estaba tan acostumbrada a ser el centro de atención de su familia y amiguitos, que quería también la atención de los demás.
Así que constantemente hablaba de su belleza, de su hermosa mascota, de sus juguetes, de su ropa linda, colorida y muy a la moda.
Cuando le daban un nuevo regalo, inmediatamente llamaba a sus amiguitas para que lo vieran, hasta lo llevaba a su colegio para exhibirlo ante sus compañeros.
Esta era una conducta muy normal para ella, había aprendido a ser así, no conocía otra manera de ser, aunque a veces se aburría de estar constantemente hablando de ella.
En su colegio era muy popular y le gustaba que su madre la llevara, porque su coche era uno último modelo.
Cierta vez, cuando su madre fue a buscarla al colegio observó a una niña de su clase que salía junto con su madre, ambas iban cargando unas grandes bolsas y conversaban animadamente, aquello despertó su curiosidad, aunque no supo por qué.
Sabía que la niña se llamaba María y aunque no eran amigas, apenas si le había hablado, había notado que siempre se veía feliz y bromeaba con todos. Pero su ropa era un desastre, no era colorida, brillante y moderna como la suya.
El coche de su madre… bueno, no era muy nuevo y nunca había visto que llevara sus regalos para mostrarlo a sus compañeros. Era un poco rara, porque a pesar de eso, siempre parecía feliz.
De pronto su madre le habló sobre un viaje a la playa, así que no pensó más en la niña. Se dedicó a contarle a su madre todo lo que había planificado y su emoción porque, por fin podría lucir sus 4 trajes de baño nuevos, con hermosos estampados.
El fin de semana llegó y Virginia no cabía en ella de la emoción, adoraba el mar. Un día sería una modelo famosa y tendría una casa en la playa.
Se puso su hermoso traje de baño, el primero de sus conjuntos playeros y junto con sus padres se fue a la playa. Toda la tarde gozaron del resplandeciente sol y la cálida arena. Era maravilloso, se sintió en el cielo, quería quedarse allí para siempre.
Al día siguiente, decidieron visitar los alrededores del pueblo pesquero. En una de sus plazas observó que había un evento, era una entrega de juguetes y muchos niños estaban formados para escoger el suyo. Entonces, las vio, eran María y su mamá.
¿Qué hacían allí?
Se quedó observando y se dio cuenta que ellas estaban junto a otras las personas realizando la entrega. La curiosidad era mucha y quería acercase, así que se giró para decirle a su madre, ella pareció sorprendida, pero estuvo de acuerdo y la acompañó.
Impresionante, los juguetes que entregaban no eran nuevos, aunque estaban en muy buen estado. Pero las caras de felicidad de esos niños al recibir el juguete que elegían, el brillo de sus ojos, sus sonrisas, era hermoso.
A su alrededor ya estaban jugando alegremente. Se sintió contagiada de esa alegría, feliz por ellos. ¿Por qué se sentía así?
Estaba tan distraída viendo a los niños, que no notó que María se le había acercado y cuando le habló se sobresalto.
Ella la saludo con una gran sonrisa, así que sintiéndose cómoda y se animó a preguntarle sobre lo que hacían.
María le explico que ella, su madre y sus tías fundaron una asociación que se encargaba de recolectar juguetes usados en la ciudad, para luego entregarlos a los niños de los pueblos costeros, que, por lo general, eran de bajos recursos y se emocionaban muchísimo con los juguetes, que para ellos eran como nuevos.
Ellas habían ideado una especie de juego. Consistía en que el niño debía contarles sobre una buena obra hubiera hecho o sobre lo bien que se hubiera comportado y entonces, era premiado con un juguete.
De esa manera le daban un valor especial a su regalo. Le dijo que era muy entretenido escuchar sus historias, que le gustaba mucho compartir con otros niños porque hacía nuevos amigos.
Aquella explicación emocionó mucho a Virginia y quiso saber si podía participar en la actividad.
María, entusiasmada la invito a acompañarla a entregar algunos juguetes. Le preguntó a su madre si le daba permiso y ella que hablaba animadamente con la madre de María, complacida le dio permiso.
Fue una tarde extraordinaria, Virginia se olvido de la playa. Disfrutó muchísimo entregando juguetes, escuchando las historias de los niños y luego jugando ellos y María jamás pensó que hacer algo como eso pudiera ser divertido, alegrarla tanto, por una vez no se trató de ella y eso fue genial.
Virginia se sintió muy bien alegrándole al vida a los demás. Ella siempre había recibido obsequios, pero nunca pensó en lo que podía dar.
Ese viaje a la playa fue realmente maravilloso para Virginia, en el comprendió que podía ser muy feliz regalando alegría a otros, especialmente a quienes menos tenían.
<<FIN>>
Preguntas de comprensión lectora sobre el cuento de la niña presumida
Finalmente os dejamos algunas preguntas sobre el cuento para niñas presumidas con las que poder trabajar la comprensión lectora.
- ¿Por qué Virginia era presumida?
- ¿A qué estaba acostumbrada Virginia?
- ¿A dónde fue Virginia con sus padres?
- ¿Qué sorprendió a Virginia?
- ¿Qué cambió en Virginia?