Las claves para que tu hijo gane en autonomía con buenos hábitos de alimentación

hábitos de alimentación

No hay nada más satisfactorio que constatar los progresos de un hijo: cuando empieza a balbucear, hace nuevos movimientos, va incorporando nuevos gestos… Más aún si estos le ayudan a ganar autonomía, es decir, la capacidad que tiene una persona para valerse por sí misma, sin ayuda externa.

Esta va adquiriéndose de manera continuada en el tiempo, no es algo inmediato, sino un proceso lineal que se retroalimenta con el tiempo y que consigue que el niño o la niña vaya incorporando hábitos de higiene, alimentación y descanso.

En este proceso, la labor de padres, maestros y cuidadores es imprescindible, porque son ellos quienes estimulan a los pequeños a alcanzar metas, fijarse objetivos y reconducir determinados comportamientos.


El hábito: el primer paso hacia la autonomía

Los adultos debemos dejar que los pequeños experimenten y vayan acercándose a su realidad de manera progresiva, pero también introducir desde la más tierna infancia algunas obligaciones que les van a resultar útiles en su desarrollo y durante toda su vida.

Así, adquirir hábitos es el mejor modo de que los niños y niñas aprendan qué deben hacer y cómo deben comportarse ante determinadas situaciones. Los hábitos les proporcionan confianza y seguridad en sí mismos, les ayudan a controlar su tiempo y conocer el espacio y, por supuesto, satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, descanso e higiene.

Los niños y niñas, con ayuda de los adultos, deben aprender a ser regulares en sus tiempos y horarios, pero con la flexibilidad propia de la maduración infantil de cada caso. Para ello, el ámbito familiar ha de ofrecer un ambiente adecuado en el que se impulse esta autonomía, y promover actividades en el día a día en la que se incorporen estos aprendizajes.

Cuando el niño o la niña haga algo bien, hay que premiarle, alabarle no con un regalo material, sino con una felicitación y, una vez que se inicie en la escuela, continuar con las pautas que aprende en el centro.

Trabajando los hábitos de alimentación

Con respecto a la alimentación no basta únicamente con prestar atención al tipo de comida, también al espacio en el que se come, el momento del día, la compañía familiar y los enseres que se utilizan. Y, por supuesto, ya hablamos en su momento de las normas a la hora de comer que son tan necesarias para los niños.

En casa hay que comer siempre a la misma hora y en un lugar apropiado para ello, la cocina o el comedor, en una posición correcta, sentados en una silla y a la mesa, sin fuentes de distracción como juguetes, televisión o teléfonos móviles. Si hablamos de bebés a partir de 6 meses es recomendable utilizar una trona para bebé o alzador en el que el niño llegue correctamente a la mesa y se siente cómodamente para realizar los movimientos propios de coger la comida y llevarla hacia la boca. Puedes comprarlas en cualquier tienda de bebés, pero recomendamos leer opiniones de las tronas más populares antes de decantarse por un modelo concreto. Puedes echar un vistazo a esta web de tronas para ampliar información antes de realizar la compra.

Siguiendo con los hábitos, tienen que comer a la misma hora que el resto de la familia, para que el acto social que es comer se convierta en un espacio de encuentro familiar y los pequeños puedan adquirir conocimientos y tomar como modelos de conducta a sus familiares.

Y los alimentos deben ser naturales, componer una alimentación equilibrada y variada. En ella deben abundar las frutas y verduras, pero también las legumbres, los frutos secos, la leche y los huevos, así como hacer un consumo moderado pero suficiente de carnes y pescados.

Conforme los niños y niñas cumplen años han de ser introducidos a determinados alimentos, con diferentes texturas y sabores para ganar en cultura nutricional, que no desarrollen desgana por algunas comidas. Eso contribuirá al desarrollo de sus dientes y a que la masticación sea lo más correcto posible.

Otro hábito a incorporar en casa es que los pequeños terminen con toda la comida que se les pone en el plato, para que adquieran nociones de responsabilidad y racionalidad. Finalmente, cuando el bebé pasa ya a ser un niño o una niña, y ya no necesita más el biberón, deberá acostumbrarse a beber en vaso. El biberón puede ser perjudicial para la boca y los dientes, y hacen sentir más pequeños a niños y niñas.


La comida: mucho más que sentarse a la mesa y acabar el plato

Ya hemos hecho referencia a que los horarios de comida deben respetarse, así como el lugar donde se come. Pero además de los hábitos comentados, los pequeños han de interiorizar que este encuentro familiar es mucho más que sentarse a comer.

Lo primero es poner en práctica hábitos de higiene y responsabilidad como lavarse las manos antes y después de comer, cepillarse los dientes, ayudar a poner y quitar la mesa, utilizar de manera correcta los cubiertos y tener un comportamiento amigable durante la comida: ser amable con el resto de comensales, pedir las cosas por favor, respetar turnos y cantidades, dar las gracias, etc.

Todos estos consejos y recomendaciones han de llevarse a cabo de manera gradual pero constante, pues las rutinas proporcionan a niños y niñas un espacio de seguridad y confort en el que se sienten cómodos.

Para conseguirlo, los adultos deben mostrar paciencia, desarrollar su capacidad de empatía, comportarse de manera comprensiva con los pequeños y nunca perder los nervios. Por supuesto, es importarse no tener actitudes que sean contrarias a lo que esperamos de niños y niñas, para poder servir como ejemplo para ellos.

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