El aprendizaje por imitación es una de las formas de aprender que una persona tiene al copiar una conducta de otra persona (modelo). Dicho aprendizaje conductual resulta ser ampliamente positivo aunque, desde la postura de ciertos autores, no existe aquí mayor esfuerzo por parte del niño; solamente copia lo que observa de su “modelo a seguir o imitar”. Para finalizar el concepto, el aprendizaje por imitación precisa de una persona que sirva de refuerzo y de otra que imite dicho refuerzo.
Dentro de todo aprendizaje por imitación es imprescindible tener en cuenta tres aspectos:
- El medio ambiente
- El comportamiento
- Los procesos psicológicos de cada sujeto que interviene en la imitación
No obstante la imitación no consiste solamente en imitar aquello que el sujeto tiene delante de sus ojos. Por el contrario en toda imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a determinar si lo que tiene delante de sus ojos (estímulo) es algo digno de ser imitado o no.
Aunque el aprendizaje por imitación no es el único tipo de aprendizaje, este se utiliza en muchas oportunidades a lo largo de toda la vida de una persona, especialmente en niños y, es empleado casi en su totalidad en niños con TEA (Trastornos del Espectro Autista) o con SD (Síndrome de Down).
Etapas del proceso en el aprendizaje por imitación
Durante este proceso intervienen 4 tipos de procesos diferentes:
- La atención. En esta primera etapa se presenta el estímulo al niño. Aquí el niño solo observa lo que se le presenta como modelo.
- La retención. En esta etapa el niño retiene ciertas conductas que anteriormente se presentaron.
- La reproducción motora. Para que el niño pueda reproducir o no esta conducta él debe contar con las capacidades motoras para tal fin.
- La motivación o el incentivo. Según esta teoría, el incentivo será reproducido por el niño siempre y cuando él tenga un estímulo adecuado. Es decir reciba a cambio algo que sea de valor para él.
¿Cómo obtener mejores resultados en el aprendizaje por imitación?
Aunque nos hemos focalizado hasta aquí en las capacidades del niño y en cómo él recorta la realidad para imitar aquello que le resulta de mayor interés, lo cierto es que este proceso no resulta muy efectivo si no existe un estímulo atractivo a imitar. Es decir, que el modelo a seguir debe tener determinadas características para que su efecto sea potenciado.
- Ofrecer afecto e interés. Generar un lazo cercano y afectuoso con el niño, le sirve como modelo de aprendizaje basado en el cariño del adulto hacia el niño y, por supuesto, él se esforzará para que ese cariño sea recíproco. De ahí parte la primera gran imitación.
- Mostrar autoridad. La autoridad no necesariamente tiene que ir acompañada de imposición. Por el contrario la imitación resulta ser más efectiva cuando el adulto modelo es asertivo y provee un entorno de tranquilidad y de seguridad al niño.
- Inspirar sinceridad. Los niños son muy receptivos y, a menudo no tienen confianza con todas las personas. Esto se refuerza aún más en niños con TEA. Por tanto una persona modelo que les inspire confianza y sinceridad será un modelo para imitar.
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