Las mantas de actividades para bebés son algunas de las elecciones que los padres escogen cada vez más para sus hijos, puesto que con ellas es posible estimular la movilidad gruesa del bebé, enriquecer su mundo senso-perceptivo y cognitivo también.
Tipos de estímulos que se logran con la manta de bebé
Estímulo motor
Si el bebé es muy pequeño, es decir, si aún no ha logrado sentarse, la manta de actividades le permite explorar su entorno cercano y, a la vez, tener la movilidad necesaria para tomar objetos que se encuentren a su alcance. De este modo, es una forma de fomentar la presión (sujeción) de los objetos cercanos.
Estímulo cognitivo
Será necesario que se coloque cerca del niño objetos de diferente textura a fin de que pueda, mediante el tacto, enriquecer sus habilidades cognitivas. De hecho, hay muchas mantas que ya traen incluidos muñecos o juguetes de diferentes tamaños, texturas, etc.
Estímulo visual
Este estímulo es, junto con el táctil y el auditivo, uno de los primeros en desarrollarse. Así, a partir de la semana de vida los bebés ya distinguen algunos colores. Ya luego de los 2 meses pueden ver los colores como un adulto aunque la nitidez es aún pobre.
Estas mantas le ofrecen al niño un mundo de colores que difícilmente evite. Por el contrario, el atractivo hará que los niños queden fascinados por los motivos y les resulte enriquecedor desde varios puntos de vista, no sólo desde el aspecto o área visual.
Estímulo auditivo
Algunas mantas presentan sonidos, lo que favorece el enriquecimiento de la audición y variación de sonidos. Además, es posible para el niño desde los 3 meses detectar de dónde proviene dicho sonido.
Estímulo cognitivo
Durante el primer año de vida se produce una evolución notable (desde el punto de vista de la velocidad del crecimiento y madurez) que no se vuelve a repetir en otro momento de la evolución del ser humano. Por esta razón, presentarle variedades, capacidad de búsqueda, reconocimiento, investigación, etc es indispensable para su correcto desarrollo emocional e intelectual.
Una herramienta enriquecedora
Reunir una actividad que englobe o abarque todas estas áreas y que además sea segura para un recién nacido como para un niño de 3 años, no es tarea fácil.
Sin embargo, y siempre considerando que ningún juguete reemplaza la mirada subjetivante y afectiva de un adulto, se puede considerar que tener una manta de actividades es un boleto hacia el buen desarrollo psicofísico y cognitivo del niño desde su nacimiento hasta los 3 años (existen mantas para diferentes edades).
Trucos y estrategias para el uso de la manta de actividades
- Si el niño es pequeño (menos de 1 año) colocar al niño boca arriba, debajo del arco de la manta. De esta forma, el niño se sentirá estimulado con los colores y podrá empezar a evaluar intuitivamente distancias, volumen de los objetos etc.
- Coloque, a una distancia prudencial (30 cm del niño) un sonido o música. Se puede hacer con un celular, por ejemplo. Luego mueva lentamente el sonido de un lado a otro siempre dentro del campo visual del niño. Esto le permitirá seguir con la mirada el objeto a fin de reconocer el origen del sonido o melodía así como también enriquecer su sentido auditivo para favorecer, entre otras cosas, su equilibrio y movimiento cuando el niño sea mayor.
- Acostado boca arriba el niño sobre la manta, sujételo de las manos y fomente que él mismo haga fuerza para sentarse. Esto se puede hacer desde los 4 meses. Es importante que usted no haga fuerza sino que el niño se sienta con la suficiente confianza para poder sentarse, al menos unos minutos, sujeto de la mano de un adulto. Desde la postura sentada, el niño podrá observar su entorno desde una perspectiva muy interesante y novedosa para él.
- Mientras está jugando el bebé (sea con un adulto, otro niño o solo) acérquele diferentes aromas que sean agradables para usted. Por ejemplo, una hoja de menta, una flor aromática, etc. Esto será de gran enriquecimiento para el niño, puesto que el olfato es el más desarrollado al nacer pero, con el paso de los meses, se estanca quedando relegado o limitado incluso para la vida adulta. No obstante, la información sensorial que ingresa como una fragancia nueva, permite al niño mayor información y, en consecuencia, mayores asociaciones neuronales que dan como resultado una red de comunicación más rica a temprana edad.